Sunday, February 24, 2008

Corrupción, capitalismo, comunismo, culpables... (o más de por qué no creo en el socialismo)

La humanidad me huele inminentemente parasitaria. La ley del mínimo esfuerzo parece tener sus antecedentes en los textos bíblicos, según los cuales, Dios en la búsqueda de nuestra felicidad, nos regaló un paraíso con una sola condición. Al violarla, fuimos condenados a la vida de esfuerzo.

Sin embargo, nuestra naturaleza parece seguir siendo pragmática, por decirlo de una manera más suave. Si algo se puede hacer con la mitad de esfuerzo y vale igual la pena que hacer el doble, se hace con la mitad.

Notar que no todo viene mal detrás de estas frases. La primera vende el mínimo esfuerzo como holgazanería. La segunda lo vende como optimización de recursos, pilar fundamental de la gerencia.

El comunismo, según lo entiendo y lo sobresimplifico, es una tendencia hacia el primero de los conceptos esbozados en esta entrada. El capitalismo, puede ser un extremo diametralmente opuesto al anterior. Notar que hablé de diámetro, lo que quiere decir que en la organización social, para mi, existen casi infinitos grados de apertura, que oscilan precisamente entre comunismo y capitalismo.

Quiere decir esto que puede ser difícil notar el grado de comunismo o capitalismo de un país - tampoco es el tema de este extracto -. El asunto en cuestión es que nuestro mandatario, Hugo Chávez Frías, hablando - casi como si supiera algo al respecto -de la evolución temporal del índice de Gini (mismo que mide la desigualdad en la distribución de las riquezas el determinada jurisdicción analizada), comentaba alegremente que el acceso a servicios sociales se ha incrementado en xxx% en su gobierno, dejando así de mantener como privilegios cosas que hoy en día son asequibles para quienes las necesitan. Además, como cereza del coctel, se jactó de que esto SOLO se logra en socialismo.

Para los que hemos vivido en países capitalistas (e incluso post-comunistas) donde las cosas realmente parecen funcionar, nos resulta un poco más claro que para quienes no han salido del Barrio La Bombilla (uno bien peligroso), de Caricuao, Ruiz Pineda o cualquier zona de alta densidad criminalística de Caracas, que siendo capitalista se puede llegar MUCHO más allá que siendo comunista - al menos en países que no están bañados en petróleo de punta a punta -.

El culpable del fracaso en la atención de las lides sociales en el pasado no es el capitalismo. Es la corrupción. Y si Chávez realmente quería que mi generación se convenciera de que su modelo de gobierno era adecuado, lo único que tenía que hacer era apelar a nuestra ignorancia de lo que el real socialismo era, y tener un gobierno ejemplarmente libre de corrupción.

Así, échele la culpa a quien quiera, Señor Chávez. La culpa de los problemas de su gobierno, y de que la gente le crea menos cada día a sus planes supuestos de progreso mediante la profundización del socialismo, la tiene la corrupción.

No hay sistema de gobierno perfecto... pero cualquier modelo que permita abiertamente la corrupción como la permite el nuestro dejará, tarde o temprano, huella y constancia en los cerebros de los habitantes del territorio de aquello que NO quieren vivir más.

Ojalá así sea...

Reclutamiento mortal

No quiero ser amarillista - solo estoy bastante dolido con lo que pasó -.

El día jueves 22 de febrero, en horas de la tarde, cayó poco después de partir del aeropuerto de Mérida, un avión de Santa Bárbara airlines que transportaba, entre sus 43 ocupantes, 6 personas de Procter and Gamble de Venezuela que fueron a Mérida a conducir programas de reclutamiento para nuestra empresa.

Aún no se sabe qué fue lo que pasó. Apuesto doble contra sencillos a que todo fue culpa del mal clima, pero nada compensará el dolor de las pérdidas traumáticas de 43 venezolanos, entre ellos también un primo de la abuela de mi esposa, reconocido internacionalista de la República.

Es una lástima que este tipo de cosas pasen. Las tragedias, vistas desde afuera, pueden tener una explicación distinta, amparada en la perfección del tiempo de Dios. Desde quienes las viven de cerca, solo son eventos desconsolantes que inhiben la sensación de que Dios persigue nuestro bien.

Por ahora, y en espera de respuestas por parte de las autoridades, paz a los restos de quienes fallecieron en el cumplimiento de su deber... :(