El Parque Lazienski es TODA UNA OBRA DE ARTE. Caminarlo es como andar por el Parque del Este, pero sin sentir que te van a robar, sin tener que escuchar carros demasiado cerca, y viendo a niños jugar inocentemente con agua en cualquiera de sus jardines, algunos de los cuales se me asemejan muchísimo a las Tuileries en París, o al mismísimo Luxemburgo.

Hay que llegar a la raíz del pensamiento de esta gente para entender cómo aferrarse a lo que nuestros antepasados han cuidado con recelo. Me duele un poco admitirlo, pero el desencanto de una Caracas cada vez menos accesible para los caraqueños, en donde la cultura y la historia parecen ser elementos indeseables y por ende, plenamente dispensables dentro del catastro geográfico. Definitivamente, hay que darle mano dura a algunos vándalos que disfrutan acabando con verdaderas obras de arte que tímidamente se asoman: la Universidad Central de Venezuela, el Parque del Este, el Teatro Teresa Carreño, la Plaza de los Museos, el Palacio de Justicia, y por supuesto, la misma "bola" de Jesús Soto - estructura de carácter cinética - penetrante compuesta de hilos y varas de acero, de la que hoy en día quedan algunas barras, y las estructuras que otrora las soportaron -.
A la memoria del maestro Soto y de Carlos Raúl Villanueva, "el arquitecto de Caracas", mis deseos de vivir en una mejor Caracas.
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